
Mi subdirectorio más grande empezó a crecer demasiado hace más de un año. Se llama
otros documentales desde que me hice con el primer capítulo de una extraña serie. Tenía una rara habilidad para no encontrar los conflictos del siglo XX que buscaba. Conseguía en su lugar variadas combinaciones de alegres chicas de lengua eslava y poca ropa. Indecisos y ansiosos comparten distintos grados de coleccionismo. Nunca me decidí a vaciar el subdirectorio ni a renombrarlo con la corta palabra
porno.