Contesté con una línea el mensaje de G., que no decía nada de nada. Estiré lentamente el pie izquierdo y cayó al suelo la torre de revistas que acababa de ordenar. Quedó abierta de frente la del artículo de Goethe. No me resistí a leer el pasaje de Fausto:
Todo parece como un sueño angustioso donde reina la confusión sobre el desorden, y la falta de ley es la ley, creando un mundo de errores interminables.
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