Thursday, September 15, 2011
Sapere aude
Pero sobre todo encontramos la dignidad existencial y dramática del hombre: Adán y Eva expulsados del Paraíso que se enfrentan con los duros caminos de la tierra expresando la vergüenza (Adán) y el inmenso dolor (el grito que llena de sombras la boca de Eva) mientras una luz precisa (la que viene de la ventana de la capilla) da en los cuerpos desnudos de los dos progenitores (las hojas que cubren los cuerpos se añadieron más adelante). En comparación, Adán y Eva de Masolino -enfrente- resultan dos personajes dulces a la sombra protectora del Paraíso Terrestre. (Luciano Berti, descripción de la capilla Brancacci)
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