Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA. En 1990 ó 1989 llegó hasta mí una información que tenía que llegar hasta mí por las implicaciones que tenía. Nuestra gente había detectado (...) el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en Francia. Pero la posibilidad que teníamos de detenerlos era cero, estaban fuera de nuestro territorio. El hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Lo simplifico. Dije: no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto. Una de las cosas que me torturó durante las 24 horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años. (Felipe González 07/11/2010)
Las dudas intranquilizan menos que las fuertes convicciones. ¿Asesino a unos cuantos seres humanos o no los asesino? Mira que le veo ventajas…
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