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Monday, August 31, 2009

Renglones torcidos

Desde que los hombres decidieron vivir en sociedad no tienen ni pueden tener más libertad que aquella que les permitan las leyes promulgadas por el sumo gobernante al que viven sujetos, el cual tiene para sí la presunción de que no determina cosa alguna que no sea útil y provechosa para su pueblo, aun cuando esa utilidad no sea evidente inmediatamente a los ojos del público. El hombre de bien, que ama y sigue la virtud, no quiere ni debe querer otra libertad. (Marqués de Pombal, 1774)

El monarca que invitaba a honrar vivía entregado al lujo y a las diversiones. Los historiadores conservadores coinciden en que su obra política fue progresista y en que logró un avance extraordinario en mejoras sociales. Se tiende a ver con mucha disculpa el saldo final de sus métodos sangrientos. Coetáneo de Rousseau y con el liberalismo económico de Adam Smith ya publicado, pareció no haber captado el espíritu de su tiempo. Promovido a la alta nobleza con el título de Conde de Oeiras (1759) fue uno de los mayores enemigos de los privilegios de los nobles de todos los tiempos.

Pienso que no hay nada más grande en la Tierra, después de Dios, que los príncipes soberanos, y puesto que éstos son establecidos por Él, como sus lugartenientes, para mandar a los demás hombres, es menester estar en guardia respecto a su cualidad, a fin de respetar y venerar su majestad con toda obediencia y de sentir y hablar de ellos con todo honor, pues quien desprecia a su príncipe soberano desprecia a Dios, del cual son imagen en la Tierra. (Jean Bodin, 1529-1596)

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