Los obstáculos del camino dejaban ya de distinguirse. La larga noche de solsticio de invierno no ocultaba el abultado vestido pobre de mujer. Las puertas entornadas de las posadas mostraban un instante el avanzado estado del embarazo. Esa noche dividió la Historia en dos con un fulgor blanco de estrellas tan deslumbrante como el sol. Aún queda quien lo busca alzando la cabeza cuando todo parece perder su brillo.
1 comment:
Lo que perdemos es nuestra capacidad de visión. El fulgor seguirá brillando siempre. Feliz Navidad.
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