Ahora reconozco, sumando todas las críticas veladas y amables, lo lejos que fui en mi atrevimiento. Era inútil intentar valorar la situación sin entender la necesidad que algunas personas llegan a tener de otras. Ceder al deseo de ser sincero no arregla nada. La opinión de que a alguien se le fue la mano renunciando a la mujer ideal hay que guardársela hasta pasado un tiempo.
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