Hoy fui a ver a mi sobrino correr 200 metros de la avenida marítima. Miles de corredores indistinguibles pasaban por una meta gigante. Mi colegio nos llevaba al mismo sitio. Era todo muy parecido aunque no estaba el marcador del tiempo transcurrido. Me di cuenta de que los padres se alegran de ver crecer al hijo y a la vez echan de menos al niño de pocos meses y al del año pasado.
1 comment:
es la inercia de la vida a que nosotros mismos intentamos aferrarnos en la mirada de los niños tratando no olvidar aquellas promesas
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