Con la mitad de mis cosas en cada piso, el acto de nombrar mi casa me trae una ligera sensación de desarraigo. El nuevo es más libre y práctico. Es una decisión sin muchas dudas. Los recuerdos no van a perderse, pero los rincones que los evocan ya empezaron a desaparecer en grandes cajas. Vuelvo a pensarlo cada día, veo las ventajas más claras, y me cuesta marcharme igual.
3 comments:
Celebro enormemente hacer llegado hasta aquí. Un abrazo. Volveré.
increible, no nos centramos ninguno de los dos, yo también estoy de mudanza
Bueno, no me queda otra que estar de acuerdo con Kuban. Me ha gustado mucho este blog.
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